Buscando el 100%
Por: Maria L. Sanchez
En 1 Tesalonicenses 2:4, leemos: «sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones». Esta cita de la Biblia Reina Valera 1960 nos invita a una profunda reflexión sobre la búsqueda de aprobación en nuestra vida diaria.
Como seres humanos, a menudo sentimos una necesidad de ser aprobados por el sistema, “ese conjunto de reglas y principios que rigen nuestras vidas”. Aprobarnos puede abrirnos puertas a oportunidades valiosas, monetaria, profesional o personalmente. Algo que hace sentir completos, felices y capaces, como si hubiéramos alcanzado ese 100%.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, no logramos esa aprobación? Nos invade una sensación de vergüenza y derrota, y la presión de esforzarnos aún más se convierte en un peso abrumador. La aprobación nos trae satisfacción y puede despertar nuestra ambición, llevándonos a buscar más, ya sea en términos monetarios, profesionales o personales. Pero este camino está lleno de riesgos. Podemos cometer errores, como subir una foto en redes sociales que no muestra nuestra una mejor imagen de nosotros o ser vistos en un video donde nuestro comportamiento no es el ideal. Esa aprobación que habíamos obtenido comienza a desvanecerse; en palabras de un buen boricua, “perdemos puntos”.
En medio de esta lucha constante por ser aceptados, y entonces: ¿Qué tal si, en lugar de buscar la aprobación de los hombres, buscamos la aprobación de Dios? En 2 Timoteo 2:15 se nos instruye: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad». Este versículo nos llama a ser sinceros y veraces en nuestra relación con Dios. No debemos temer o tener verguenza, ya que el enfoque está en llevar un buen testimonio y comportarnos de manera íntegra ante el sistema humano que siempre está listo para señalar nuestras fallas.
Con Dios, la dinámica es diferente. Cuando Timoteo 2:15 nos dice que nos presentemos a Él sin avergonzarnos, se refiere a que no debemos sentir vergüenza porque Dios nos acepta tal como somos. Nos llama a ser diligentes, es decir, cuidadosos y comprometidos en nuestra relación con Él, cumpliendo con sus mandamientos y manteniendo una comunicación constante a través de la oración, esto significa que Dios tiene su propio sistema, pero es un sistema de gracia y amor, no de acusación.
Este sistema divino no busca condenarnos por nuestros errores, sino que nos ofrece la oportunidad de obtener ese 100% con Él. Al obtener la aprobación de Dios, no solo aseguramos nuestra salvación, sino que también recibimos bendiciones de bienestar a nuestra vida.
Mientras buscamos la aprobación de los hombres, nos exponemos a la frustración y al fracaso debido a los estándares cambiantes y la naturaleza crítica de la sociedad. Pero cuando buscamos la aprobación de Dios, encontramos un sistema de amor incondicional y aceptación, que nos llena de paz y nos guía hacia una vida plena y significativa. Mantengámonos orando, cumpliendo sus mandamientos y cultivando una relación sincera con Él. De esta manera, alcanzaremos ese 100% que verdaderamente importa.